-¿En general sus mujeres están en Nueva York? -pregunté
-Es la tendencia.
-¿Te molesta que la mía también lo esté?
-La verdad, no. Lo que pasa es que me prometí no volver a salir con hombres casados.
-¿Por qué?
-Porque es una de las cosas que ya debería dejar de hacer.
(...)
-¿Porque es algo que se repite?
-Sí.
-¿Qué pasó? ¿Volvió con su mujer?
-No. Se enamoró de otra. También escribía.
-Ah. - Hice una pausa-. Entonces habrá que tener cuidado, ¿no?
Se sonrió del comentario.
-Sí. Mucho cuidado.
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